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Publicado el : 11/02/2019 09:41:20
Categorías : Construcción , Decoración
El rodillo es la herramienta perfecta cuando se trata de pintar grandes superficies, como las paredes o los techos de una vivienda. En comparación con las brochas, se llega a cubrir todas las áreas en menos tiempo y consiguiendo un resultado final excelente. Sin embargo, es preciso tener en cuenta algunos consejos antes de iniciar la faena, ya que, aunque a simple vista parezca fácil, si es la primera vez que se utiliza este utensilio, es probable que surjan manchas durante el proceso, que queden algunos espacios más claros que otros o que se noten las marcas del rodillo.
Cuando llega el momento de renovar la estética de alguna parte de la casa, la pintura es el medio más fácil y económico de hacerlo posible. Por ello, aunque sea necesario algo de práctica para obtener el resultado esperado, conviene tener paciencia y tomar nota de algunas recomendaciones.
Equipo necesario para pintar con rodillo
Lo primero y más importante es comprar los utensilios básicos de buena calidad, sobre todo en lo que se refiere al rodillo. De nada sirve que se cuente con una amplia experiencia en este campo si la herramienta no es la adecuada. Por ello, en el momento de la compra no hay que dejarse llevar únicamente por el precio, sino que en estos casos conviene realizar una inversión superior a cambio de elegir un modelo de un buen material que ofrezca plenas garantías, tanto en el trabajo como en la duración.
En el supuesto de decantarse por un rodillo barato, sus materiales serán de mala calidad con total probabilidad. Esto desencadena en que sea necesario emplear más tiempo para pintar y al final, puedan quedar marcas en la superficie.
Existen distintos tipos de rodillos en función de las necesidades y el tipo de pintado que se vaya a realizar:
Junto a la herramienta protagonista para pintar de esta forma, es preciso contar asimismo con un mango telescópico que permita llegar a las zonas más altas y una bandeja para depositar la pintura. Este último elemento es aconsejable que incorpore una rejilla o un espacio complementario al que sirve para cubrir el rodillo con el fin de pasarlo después para retirar el excedente de pintura.
Pasos previos a pintar con rodillo
Claves en el proceso de pintado con rodillo
La mejor forma de cargar el rodillo de pintura es introduciendo una mitad en la bandeja y retirar el exceso para repetir la misma operación después con la otra mitad.
Conviene empezar a pintar por la parte inferior de la pared para ir subiendo en forma vertical y bajar desplazando el rodillo hacia el lado de la superficie que aún está intacto. En la práctica, hay que procurar mover el rodillo como si se estuviera dibujando una especie de letra M.
Durante todo el proceso de pintado, es imprescindible sujetar con fuerza la herramienta, pero no presionar demasiado contra la pared. La sensación debe ser la de deslizarlo sobre la superficie, ya que en caso contrario se puede dañar el rodillo y obtener un resultado desastroso.
Una vez que se ha terminado un espacio y la pintura aún está húmeda, es preciso volver a pasar el rodillo sin nada de pintura para extender mejor la que ya se ha aplicado.
El hecho de pintar con este tipo de brocha, no significa que no sea necesario dar una segunda capa para obtener una uniformidad completa del color. Una técnica muy eficaz consiste en dar la siguiente mano de pintura en horizontal, al contrario de la primera.
Es fundamental intentar que las capas se vayan solapando para conseguir que no quede ningún hueco en blanco.
Aunque antes de empezar a pintar con el rodillo se deben cubrir con una brocha las áreas más pequeñas y cercanas a los marcos o los rodapiés, durante el proceso se puede volver a utilizar este utensilio para pintar todas las zonas donde no sea posible llegar con el rodillo.
Este trabajo debe realizarse con presteza, ya que las marcas no tardarán en aparecer cuando una zona con pintura húmeda se solape sobre otra ya seca. Por este motivo hay que evitar dejar una pared o un techo a medio pintar. Conviene ser previsor en este sentido y calcular el tiempo aproximado que se tardará en recubrir todas las superficies para que se pueda realizar sin interrupciones.
Conviene evitar también las marcas que quedan como consecuencia de pintar las partes más difíciles con brocha y el resto con rodillo. Para ello, es importante acercarse lo máximo posible con el rodillo a estos espacios para conseguir que la diferencia se note lo menos posible.
Uno de los problemas más habituales que surgen al pintar con rodillo son los grumos en la pintura. Para prevenir su aparición se puede tapar el recipiente con un trapo húmedo o colocarlo en su base para que la pintura se mantenga líquida durante más tiempo. En el supuesto de que ya sea demasiado tarde, no queda más remedio que colarla.
Es recomendable tener también otro trapo húmedo a mano para ir quitando los grumos de la pared a medida que vayan apareciendo.
Al terminar de pintar con rodillo
Una vez que se ha terminado el trabajo, es primordial quitar el exceso de pintura del rodillo y lavarlo con agua y detergente para eliminar cualquier resto. No hay que olvidar realizar esta tarea antes de guardar el rodillo para que se mantenga impecable para el próximo uso.
Al final, también hay que retirar toda la protección que hayamos colocado en la habitación antes de que se produzca el secado total de las paredes. Por último, solo queda ventilar al máximo la vivienda para que se seque cuanto antes y volver a disfrutar con normalidad del espacio.
Pese a que puede resultar sencillo, pintar con rodillo tiene una cierta dificultad y si no se realiza de forma correcta, existen muchas posibilidades de que aparezcan manchas y que la pintura no quede uniforme. Así, cuando no se reúnen los conocimientos básicos para este trabajo, lo mejor es contratar un equipo de profesionales que sepan manejar el rodillo a la perfección.