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Publicado el : 31/03/2022 14:23:07
Categorías : Bricolaje , Trucos de bricolaje
Son muchas las personas que en algún momento se animan a renovar un mueble de madera, pero no saben exactamente cuál es el proceso que deben seguir. En el paso a paso de este trabajo, uno de los puntos más importantes es la imprimación de la superficie antes de aplicar la pintura para conseguir un resultado perfecto, tanto en interior como en exterior.
La acción de imprimar consiste en añadir una capa de producto sellante y suele realizarse casi siempre en las áreas del mobiliario que se pretenden cubrir con pintura después. Este paso previo es imprescindible para evitar que la madera como material poroso absorba el barniz y no sea necesario agregar una cantidad excesiva para tapar por completo. Además, de esta forma se consigue agregar a la superficie una mayor protección frente a la humedad y el desgaste.
Para ello, existe la imprimación que es un producto muy similar a la pintura, pero que, a diferencia de esta, no proporciona ningún tipo de acabado. Se trata de un recubrimiento líquido que únicamente sirve para proteger y crear una base que mejora la adhesión de la pintura.
Antes de imprimar una superficie, debe tenerse en cuenta que no todos los productos utilizados para este fin son iguales. Así, a nivel general, se pueden distinguir los siguientes:
Imprimación de base acuosa: como su propio nombre indica, este tipo de sellante se puede diluir en agua. Destaca, sobre todo, por su gran versatilidad, su facilidad a la hora de aplicar y su ausencia de olor.
Imprimación al disolvente: se trata de un producto sintético que ofrece una mayor penetración en los materiales y, por lo tanto, un nivel superior de protección y sellado. Esto se traduce en que esta clase de imprimación presenta una gran resistencia y una capacidad más alta para cubrir. Como contrapartida, cabe destacar que desprende un olor bastante fuerte y que necesita más tiempo para secarse por completo.
Imprimación universal: es una opción perfecta cuando no se sabe exactamente qué pintura se va a utilizar, ya que se puede aplicar sobre todo tipo de maderas y de barnices. Pese a ello, este producto asegura una buena adherencia y unifica la superficie.
Dentro del abanico de la imprimación para madera, se encuentran los siguientes tipos:
Imprimación pigmentada: se utiliza para nivelar las distintas áreas, ya que cubre las imperfecciones que pueda tener el mueble. Al mismo tiempo, también se encarga de sellar el poro de la madera.
Imprimación tapaporos: la función que cumple este producto se limita básicamente a cerrar los poros para garantizar un acabado excepcional del barniz.
Imprimación incolora: esta tipología está especialmente indicada para maderas de exterior. Además de cumplir con el sellado de la superficie, también desempeña un papel fungicida, insecticida y bloqueador de taninos.
Es importante considerar que la madera se debe imprimar antes de pintarla, una vez que ha recibido el tratamiento adecuado y se ha lijado. Cuando la imprimación se ha secado por completo, es momento de aplicar la pintura. Teniendo esto en cuenta, no hay que olvidar que este proceso es específicamente útil en los siguientes casos:
Cuando los muebles de madera que se pretenden renovar no hayan sido tratados con anterioridad o, a pesar de ello, si se trata de mobiliario muy antiguo y es preciso lijarlo para eliminar las partes más deterioradas.
En el supuesto de que se trabaje con madera totalmente natural, la cual presentará un mayor nivel de porosidad.
Si se pretende pintar superficies muy dañadas donde puede resultar complicado que las distintas capas de pintura se adhieran de forma homogénea.
En el caso de elementos que necesiten una protección extra por estar ubicados en zonas donde la corrosión y la humedad suelen ser dos factores protagonistas.
Este proceso resulta muy sencillo, aunque antes de ponerse manos a la obra es necesario cubrir la zona donde se vaya a operar para evitar que cualquier derrame pueda causar graves estragos. Asimismo, también se recomienda utilizar guantes y ropa vieja.
El primer paso para imprimar madera consiste en lijar la superficie. Según el estado en que se encuentre el mueble, se puede utilizar una lija manual o bien decantarse por un modelo eléctrico para agilizar la tarea.
Cuando la zona está completamente lisa y sin ningún resto de polvo, es momento de aplicar la primera mano de imprimación. En este caso, tan solo hay que usar una brocha e ir cubriendo todas las áreas.
A continuación, hay que esperar que se seque respetando los tiempos fijados por el fabricante. Posteriormente, se puede añadir la pintura que se desee para conseguir el acabado final.