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Publicado el : 26/09/2018 10:49:45
Categorías : Bricolaje , Hogar
Al problema estético que causan en la superficie se une otro aún más grave, que es el relativo a la propagación de hongos y otras bacterias que son realmente perjudiciales para la salud, sobre todo cuando algún miembro padece alguna alergia. En muchas ocasiones, la humedad de una vivienda está controlada debido a que las causas pueden ser las fuertes lluvias o la saturación del ambiente. Sin embargo, en otros casos, los motivos son desconocidos y aunque la pared o el techo se arreglen, las manchas y otros desperfectos más graves vuelven a emerger. Por ello, para terminar con las humedades de forma definitiva es necesario conocer los distintos tipos que existen y aplicar las medidas más adecuadas a cada supuesto.
Las principales causas que originan las humedades por condensación son una ventilación de la casa inadecuada, la presencia de ventanas de baja calidad que no aíslan correctamente, el uso continuado de estufas o calefacciones, tender la ropa dentro de la vivienda o algún defecto en la construcción del inmueble.
Lo más habitual es que los efectos más característicos de este tipo de humedad aparezcan en el cuarto de baño y en la cocina, ya que son las estancias donde más condensación se genera. Entre las principales consecuencias, además de las manchas, se encuentran el moho, malos olores, vaho recurrente en los cristales, gotas de agua en las ventanas o, en los casos más graves, también el deterioro de la estructura.
Por norma general, la solución no suele ser demasiado complicada, ya que en la mayoría de ocasiones tan solo basta con cambiar algunos hábitos dentro de la casa para evitar el exceso de vapor de agua en el ambiente. Además de ventilar durante 5 o 10 minutos al día creando una corriente cruzada o instalar aparatos deshumificadores en las zonas más húmedas de la vivienda, también es aconsejable decantarse por la instalación de ventanas con un buen aislamiento térmico para que la diferencia entre la temperatura exterior e interior no produzca la condensación del agua.
Se trata de uno los problemas más habituales cuando se cuela el agua que está presente al otro lado de una pared o de una tubería. Por ello, los garajes o las viviendas que se encuentran en las zonas bajas son los espacios más propensos para que aparezca este tipo de humedad.
En el caso de no detectar precozmente este contratiempo, es posible que el agua que se filtra, con el paso del tiempo vaya degradando toda la estructura, ya sea de ladrillo, hormigón, hierro, etc., e incluso puede provocar daños en la instalación eléctrica. Junto a ello, también se pueden producir inundaciones y la aparición de las ya conocidas manchas de humedad o salitre.
Aunque a priori el mejor remedio sea aplicar una pintura antihumedad, la situación volverá a agravarse a corto plazo. Por lo tanto, lo más recomendable es identificar el origen de la filtración e impermeabilizar la zona, ya sea desde el exterior o por dentro. Esta medida, además de obstaculizar la entrada de agua, también ofrece un gran aislamiento térmico y acústico a la casa.
Humedades por subidas capilares
Este tipo de humedad tiene lugar cuando las aguas del subsuelo suben y alcanzan los muros de la vivienda. Al igual que en el caso anterior, se produce una filtración, aunque la zona donde se produce es distinta. Generalmente, la parte afectada está limitada por una cierta altura en torno a un metro y medio, pero puede variar según la cantidad de humedad, la porosidad de las paredes, así como el aislamiento del edificio.
En este caso, los principales problemas se originan fundamentalmente en los sótanos y las plantas de los bloques de pisos más bajas. La humedad por subidas capilares produce manchas, caída de la pintura y los revestimientos, debilidad en los cimientos y diversos inconvenientes en la habitabilidad, como sensación de frío, ropa mojada, etc.
Normalmente, para solucionar este problema de raíz es necesario adoptar reformas de mayor envergadura según donde esté situado el origen, como pueden ser colocar paredes aislantes, cambiar alguna cañería o arreglar un desagüe. Por este motivo, es aconsejable confiar en profesionales que puedan analizar las circunstancias y ofrecer el tratamiento más adecuado.
Cuando en una vivienda se realiza una obra, puede ocurrir que, como consecuencia de la misma, aparezcan humedades en algunas zonas. Esto sucede porque en las construcciones se emplean grandes cantidades de agua que no siempre se secan de la forma correcta. Por ello, es necesario esperar el tiempo prudencial antes de pintar o aplicar otro tipo de acabados para que las humedades por obra no desencadenen en consecuencias más graves.
Es bastante común que las roturas y los desperfectos estén a la orden del día en cualquier casa como consecuencia del uso y del paso del tiempo. Así, cuando las humedades se presentan por estos motivos, es necesario saber que no se trata de un caso grave y que desaparecerán en el momento que se solvente la avería.
Como vemos, existen diferentes tipos de humedades con mayor o menor gravedad, aunque para prevenir, siempre es aconsejable estar pendiente de los indicios y contactar con un servicio profesional para que la vivienda vuelva a la normalidad cuanto antes.