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Publicado el : 26/05/2022 16:59:11
Categorías : Bricolaje , Trucos de bricolaje
Con el paso del tiempo es habitual que los objetos de hierro se vayan oxidando debido a que las capas protectoras que recubren la superficie van debilitándose. Este efecto suele ser más prematuro en los muebles, las rejas o las puertas que se encuentran a la intemperie, aunque por suerte, existen diferentes soluciones que permiten restaurar este tipo de metal para recuperar su aspecto original.
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En la mayoría de los casos, el óxido aparece cuando el hierro se encuentra en contacto con el agua o la humedad y el oxígeno durante un largo periodo de tiempo. La mayoría de los metales tienden a sufrir este fenómeno, aunque en determinados casos solo presentan una cierta corrosión.
Por lo tanto, podría pensarse que el mejor remedio para evitar este problema es colocar los elementos que están fabricados de este material en un lugar totalmente seco. Sin embargo, el ambiente siempre tiene un determinado nivel de condensación, por lo que es prácticamente imposible impedir que se produzca esta reacción química. En su lugar, se pueden aplicar algunos productos para minimizar las consecuencias del deterioro.
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En función del tamaño de la superficie que se quiera restaurar es posible poner en práctica diferentes técnicas:
Si se trata de un área reducida, lo más recomendable es aplicar un desoxidante para metales. Es un producto limpiador compuesto por elementos químicos que elimina el óxido de los objetos ferrosos. Para ello, tan solo hay que mojar una bayeta con este líquido y frotar sobre la zona afectada.
En el caso de las superficies más grandes, como por ejemplo una puerta o una valla, es necesario frotar con un cepillo de púas de acero hasta conseguir eliminar todo el óxido.
En este supuesto también se puede optar por tratar el objeto con un transformador de óxido. Es preciso aplicar este producto con una brocha hasta que todas las zonas queden cubiertas por completo y después esperar que actúe durante un día. Para completar el trabajo, se deben dar varias capas de esmalte antioxidante o barniz para metales.
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Una vez que se ha tratado adecuadamente y eliminado el óxido de la superficie, es importante aplicar una pintura antióxido. Según el tipo de producto que se elija es posible aportar una protección frente a la oxidación que puede durar hasta 8 años. No obstante, para conseguir esta garantía es preciso dar 2 o 3 manos de esmalte o el número que indique el fabricante.
Además, es esencial seguir algunas recomendaciones para que el barniz agarre por completo:
Como hemos comentado, la superficie debe estar preparada correctamente. Esto significa lijarla y eliminar todos los restos de óxido. También se debe retirar el polvo y otra suciedad con un detergente diluido en agua.
Cuando la zona se ha secado, es recomendable añadir imprimación, sobre todo si el elemento se encuentra en el exterior de forma habitual.
Por último, hay que aplicar el esmalte antioxidante y dejar que actúe durante 6 horas aproximadamente. A continuación, es preciso dar una segunda capa. Para realizar esta tarea es imprescindible elegir un día en el que la temperatura no sea inferior a 10 grados ni superior a 25 grados para conseguir que la pintura se seque sin que aparezcan grietas.
En este tipo de trabajos, para conseguir un resultado óptimo es esencial dedicar el tiempo que sea necesario a preparar la superficie de forma previa al momento de pintar. En caso contrario, es probable que el óxido no tarde en aparecer en cuestión de días.