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Publicado el : 21/03/2022 14:23:46
Categorías : Calefaccion , Construcción
Los calefactores por infrarrojos ofrecen un bajo consumo en los meses más fríos.
Gracias a los avances tecnológicos en el ámbito de la climatización cada vez es más fácil encontrar sistemas de calefacción sumamente eficientes. Un ejemplo de ello son los calefactores por infrarrojos que, aunque en la actualidad no son demasiado conocidos, se trata de una opción de bajo consumo que conviene valorar para sobrellevar los meses más fríos del año en cualquier vivienda.
La calefacción por infrarrojos es un sistema que genera calor de una forma totalmente innovadora en comparación con las alternativas tradicionales. El incremento de la temperatura en cualquier estancia se consigue mediante un tipo de radiación electromagnética y térmica. Es decir, el calor se transmite a través de la propagación de unas ondas desde un determinado foco.
Esta tecnología permite disfrutar de una sensación térmica agradable en casa gracias a los rayos infrarrojos que calientan los elementos que encuentran a su paso, ya sean paredes, techos, mobiliario o personas. A diferencia de lo que ocurre en otra modalidad de radiadores que funcionan por convección, en este caso no se produce ningún aire caliente que va circulando por el espacio.
Así, la calefacción por infrarrojos se caracteriza por caldear directamente la materia en lugar del ambiente. Sin embargo, debido a que las cosas están calientes, cuando el aire entra en contacto con estas también aumenta sus grados porque se produce un traspaso de calor de manera natural.
A simple vista, estos radiadores son una placa totalmente lisa que se conecta a la red eléctrica y a un termostato para regular la temperatura. Una vez que se enchufan, comienzan a emitir una serie de ondas electromagnéticas que alcanzan la superficie de los objetos o las personas que se encuentran alrededor. Cuando los distintos elementos han llegado a un determinado nivel de calor, el mismo se va transfiriendo a la estancia consiguiendo que se mantenga caldeada durante mucho más tiempo.
Los rayos que difunde la calefacción por infrarrojos puede ser de dos tipos en función de la longitud de la onda: corta y larga.
Radiación de onda corta: también se conoce con el nombre de rayos de alta frecuencia y destacan por radiar una luz roja cuando están funcionando. En este supuesto, el sistema de calefacción es más potente gracias a que propaga más luz y tiene capacidad para llegar a temperaturas más altas. Se recomienda utilizar esta tipología en zonas exteriores o espacios muy grandes donde se necesita contar con un calor más directo e inmediato.
Radiación de onda larga: a diferencia de los rayos anteriores, en este caso se consigue calentar el ambiente de una forma progresiva y con una mayor eficiencia. Debido a su funcionamiento, se suele instalar en el interior de las distintas habitaciones con el objetivo de que la irradiación alcance a todos los rincones.
La instalación de esta tecnología es muy sencilla: únicamente es necesario colocar los paneles específicos que emiten los rayos infrarrojos y asegurarse de que existe una toma de corriente eléctrica cerca. Teniendo en cuenta que el alcance de estas placas suele ser de 3 metros y en un ángulo de 45 grados, el lugar más adecuado para ubicarlas es el techo y las paredes para conseguir que la radiación alcance el mayor número de objetos posible.
Dado que en el montaje solo es preciso elegir el emplazamiento más adecuado y contar con un enchufe y un termostato, el resultado es muy discreto y puede llegar a pasar casi totalmente desapercibido, integrándose por completo con el resto de la decoración. Asimismo, este sistema de calefacción no genera ningún ruido ni produce humos o gases contaminantes.
A grandes rasgos, el coste de la instalación de este sistema suele ser bastante económico, ya que no es necesario disponer de ninguna red de tuberías, así como tampoco ningún generador de calor. Según datos de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), el precio oscila entre 200 y 600 euros, aunque existen variaciones según los metros cuadrados del inmueble y las tarifas que establezca cada fabricante.
La calefacción por infrarrojos se traduce en un ahorro importante no solo desde el punto de vista del montaje. A nivel de consumo energético, los paneles que se emplean en este sistema en las casas suelen tener la mitad de potencia que los radiadores eléctricos convencionales (entre 300 y 1.200 W frente a un intervalo de 1.500 – 2.500 W).
Estas cifras se traducen en un menor gasto de electricidad. A grandes rasgos, una placa consume de media 0,5 kWh, aunque se debe tener en cuenta que el precio de la luz está llegando a máximos históricos en la actualidad en comparación con otro tipo de suministros.
Para conseguir una mayor eficiencia de estos paneles es importante dimensionar el sistema de forma adecuada para conseguir que el calor se distribuya de manera homogénea por todas las estancias. Asimismo, también es recomendable conectarlos a un termostato u otro aparato avanzado que permita apagar el equipo de forma automática cuando el ambiente haya alcanzado los grados deseados.
Además, dado que las placas pueden funcionar de forma independiente en cada habitación, es posible apagar las que no se necesiten, contribuyendo así a un mayor ahorro. Por otro lado, en el momento de ventilar la vivienda, con la calefacción por infrarrojos no existe el riesgo de que el aire caliente se pierda, ya que la temperatura se conserva en los elementos.
Los principales beneficios de este sistema de calefacción son los siguientes:
Es una de las alternativas más respetuosas con el medio ambiente debido a que no genera ninguna emisión contaminante.
El calentamiento por estancias es bastante rápido gracias a que los paneles comienzan a irradiar las ondas justo en el momento en el que se conectan.
A diferencia de otras opciones de calefacción, los rayos infrarrojos no resecan el ambiente, lo que previene los problemas en las vías respiratorias.
La instalación no necesita ningún mantenimiento específico, así como tampoco revisiones por parte de técnicos especializados.
Se trata de una tecnología que permite ahorrar energía y, como consecuencia de ello, también dinero en las facturas mensuales.
Gracias a que la radiación consigue incrementar la temperatura de los objetos, todo el calor se concentra en el espacio, sin que sea posible que suba hacia el techo como ocurre en el caso del aire caliente.
Es un sistema seguro que no supone ningún riesgo para la salud. Además, su funcionamiento es incompatible con cualquier tipo de incendio, explosión o fuga.
Las placas que emiten los rayos infrarrojos están disponibles en multitud de diseños que se adaptan a cualquier estilo.
Al igual que sucede en otras alternativas de climatización, la calefacción por infrarrojos también presenta una serie de desventajas:
Este sistema no suele emitir el mismo nivel de calor de manera homogénea, sino que la temperatura es más alta cuanto más cerca se está de los paneles. En el caso contrario, cuanto más lejos de la fuente, menos calor se recibe.
La instalación solo funciona a través de la electricidad, por lo que conviene analizar los picos de precio más altos y buscar una tarifa plana lo más ajustada posible.