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Publicado el : 22/12/2017 22:10:28
Categorías : Albañilería , Construcción
La arquitectura ha ido avanzando para diseñar hogares que cada vez incorporen de una mejor manera dos aspectos fundamentales: estilo y funcionalidad. Las nuevas construcciones ofrecen en la actualidad soluciones que no sólo buscan resolver la parte práctica de una vivienda, sino que al mismo tiempo integran también elementos estéticos que ayudan a crear armonía en el conjunto.
En esta línea, uno de los recursos más utilizados es el falso techo que cumple un gran listado de funciones en el espacio donde se coloca. Se trata de una construcción que se sitúa a una cierta distancia del verdadero techo y por el espacio que queda entre uno y otro se ubican las distintas instalaciones del inmueble, como por ejemplo los conductos del gas, las tuberías del agua, los sistemas de aire acondicionado o las instalaciones eléctricas. Este techo secundario se erige sobre un conjunto de placas desmontables que se sujetan gracias a un entramado metálico.
Un falso techo, también conocido como techo registrable, ofrece varias ventajas y por ello, se utiliza con bastante frecuencia en oficinas, hospitales, locales comerciales y cualquier vivienda particular. A grandes rasgos, los principales beneficios de los falsos techos son los siguientes:
Por norma general, los falsos techos se componen de piezas prefabricadas de escayola, PVC, acero, aluminio, yeso laminado, madera, etc. Además de la resistencia y la perdurabilidad del material al paso del tiempo y el uso, a la hora de elegir un falso techo también hay que valorar su precio y su facilidad de instalación. Así, los de aluminio son los más utilizados porque además de reunir todas las características anteriores, también son muy ligeros.
No obstante, los falsos techos de escayola y PVC también se presentan como una opción segura. En el primer caso se trata de un material bastante duradero y que se limpia con facilidad. En cuanto al PVC, es una alternativa muy versátil, resistente y tampoco requiere demasiados cuidados para su mantenimiento.
Este tipo de techos no sólo se diferencian por su material, sino que además existen dos tipologías:
• Falsos techos continuos: este tipo se identifica perfectamente porque el resultado es una superficie plana sin ningún obstáculo. Normalmente estos falsos techos están construidos de escayola o yeso laminado. En su proceso de instalación, las diferentes partes de la estructura se unen con cintas o pastas para conseguir un efecto uniforme.
• Falsos techos modulares o desmontables: esta modalidad es la más popular debido a la practicidad y funcionalidad que ofrece. Se caracterizan por estar compuestos de baldosas cuadradas que, como hemos comentado antes, se asientan sobre una estructura metálica.
Teniendo en cuenta que los falsos techos son una opción que se puede construir en cualquier espacio donde sea necesario, estamos ante una solución sumamente versátil también por las posibilidades que ofrece en cuanto a diseños. Podemos elegir el color, la forma o el tamaño que mejor encaje con el lugar.