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Publicado el : 09/11/2019 19:51:55
Categorías : Albañilería , Construcción
La instalación de canalones cumple una función primordial en los edificios: proteger las fachadas frente a la suciedad y las filtraciones de agua, así como evitar que las mismas no caigan sobre los viandantes. Podría decirse que su cometido fundamental es recoger, por lo que se debe tener en cuenta que la acumulación de tierra, hojas, polvo, etc., está a la orden del día y si no se siguen algunas tareas de mantenimiento, es probable que se produzcan atascos, roturas u otro tipo de daños.
Aunque los dueños de las casas pueden encargarse de estos trabajos, lo más recomendable es contratar los servicios de una empresa profesional al menos una vez al año. El principal objetivo es conseguir que haya un buen flujo de agua a través del canal, sobre todo en la parte que conecta con la bajante que es la que más se suele taponar.
La mejor época para realizar una limpieza en profundidad y una revisión de los canalones es el otoño. Aunque se recomienda llevar a cabo un mantenimiento anual, en función de la región es conveniente ampliarlo a dos veces al año (en primavera y en otoño) para adaptarse a la climatología y la frecuencia de lluvias.
Además de revisar los canalones cuando ya han caído las hojas de los árboles para prepararlos de cara al invierno cuando más se suceden las precipitaciones y la nieve, no hay que olvidar que después del verano es posible que el sistema presente algunos desperfectos como consecuencia de las altas temperaturas y la exposición continuada al sol. Por lo tanto, el otoño es la estación del año preferente para llevar a cabo los trabajos de mantenimiento de los canalones.
Como hemos comentado, es muy importante que el canalón esté totalmente libre para que el agua fluya sin ningún obstáculo. En caso contrario, se produce una acumulación, llegando al punto en que se desborda provocando filtraciones en el interior de la vivienda. Cuanto más tiempo se encuentre atascada el agua, mayores serán los daños en el inmueble.
Por otro lado, si ha transcurrido demasiado tiempo desde la última limpieza, lo más seguro es que se haya formado moho en las paredes internas del canalón o que hayan crecido pequeñas plantas. Aunque puede parecer una situación inofensiva, lo cierto es que puede derivar en roturas, con el consiguiente gasto que supone la reparación. No hay que olvidar además que estas cañerías se encuentran expuestas de forma continua a las inclemencias del tiempo, por lo que, si se descuida su mantenimiento, el deterioro prematuro en algunas partes o en todo el conjunto es una de las principales consecuencias.
Las zonas que se ven más afectadas por el desgaste son las uniones entre los canalones, así como el acoplamiento con las bajantes y las fijaciones que garantizan la pequeña inclinación para que corra el agua. Cuando estos elementos no se encuentran en buen estado, el efecto más inmediato es la acumulación del agua debido a que no puede fluir hacia las bajantes.