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Publicado el : 29/09/2020 11:01:09
Categorías : Cuidados del jardín , Cultivo de plantas
Muchas de las plantas que se muestran en su máximo esplendor durante los meses de primavera y verano, se marchitan e incluso no consiguen sobrevivir cuando llega el frío. Sobre finales de septiembre o principios de octubre, cuando las temperaturas comienzan a bajar, lo más recomendable es optar por otro tipo de especies para cambiar la composición del jardín o terraza.
La época del otoño y el invierno no tiene que suponer una renuncia a disfrutar de las plantas y las flores. Tan solo hay que elegir aquellas que sean más resistentes a las condiciones climatológicas de estas estaciones del año para que no presenten ningún tipo de problema e incluso lleguen a resurgir durante los días más grises.
Es una de las plantas más resistentes al frío por excelencia y, además, muy sencilla de cultivar. Tiene la particularidad de que sus flores aparecen precisamente en invierno, las cuales presentan tonalidades que van desde el blanco hasta el rojo pasando por el rosa o el violeta para alegrar los días más duros de esta época del año.
Dentro del ciclamen existen distintas variedades en función de su tamaño, aunque por norma general, la altura máxima que pueden llegar a alcanzar no supera los 40 centímetros. Para que esta planta crezca sana es primordial colocarla en una zona de sombra y asegurar un buen drenaje para que el agua estancada no dañe sus raíces.
El nombre de esta especie hace honor a su gran resistencia frente a las bajas temperaturas. Al igual que en el caso anterior, la floración del durillo tiene lugar en invierno, en concreto durante los meses de febrero y marzo antes de la primavera. Sus ramas son de color verde oscuro y las flores se caracterizan por ser pequeñas y de color blanco. Se debe tener en cuenta que se trata de un arbusto que puede llegar a alcanzar los 3 metros de altura.
También conocida como Laurentino o laurel salvaje, esta planta se puede sembrar tanto en zonas de sombra como en otras donde llegue la incidencia directa del sol. La única recomendación para conseguir que crezca sin ningún problema es vigilar el riego para que no se produzcan encharcamientos.
Aunque se suele pensar que esta planta es muy delicada, lo cierto es que se encuadra dentro de las más resistentes al frío y al calor. La elección de esta especie es doblemente acertada, ya que además de decorar un espacio, también desprende un agradable aroma.
La lavanda puede resistir hasta 15 grados bajo cero, pero para ello es necesario garantizar un suelo con un pH alto y con un buen drenaje. También es recomendable ubicarla en un lugar donde llegue el sol de forma directa. Más allá de estos consejos, no es necesario procurar demasiados cuidados para que esta planta crezca hasta un metro de altura.
Su nombre más común es pilistra y se trata de una planta ornamental que se instala con bastante frecuencia en las casas de gran tamaño. Aunque la maceta es su forma de presentación más habitual, si se opta por plantarla en la tierra, el resultado es un conjunto de flores esplendorosas al inicio del otoño.
Es una especie que resiste bien a las bajas temperaturas, tanto en interior como en exterior. Además, no requiere demasiados cuidados para crecer con total robustez. No es necesario regarla con frecuencia y puede estar colocada en la sombra sin miedo a que se marchite.
Lejos de lo que se tiende a pensar habitualmente, el jazmín es una planta todoterreno que consigue crecer bajo cualquier situación. Pese a que es una especie que proviene de climas cálidos, no presenta ningún problema a la hora de soportar las temperaturas frías siempre que las raíces se encuentren bien resguardadas de las heladas.
Al igual que otras especies, el jazmín también necesita un buen drenaje para desarrollarse, así como estar ubicado en una zona de mitad sol y mitad sombra. En cuanto al riego, en invierno basta con añadir agua una vez a la semana. Para conseguir un mejor resultado, es recomendable fertilizar la base con abonos orgánicos al comienzo del otoño.