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Publicado el : 04/09/2015 18:36:11
Categorías : Construcción , Decoración
Conoce las claves para distinguir la auténtica forja. Existe mucha confusión cuando se oye hablar de los trabajos realizados en forja artesanal y, por qué no decirlo, también existe mucho fraude. En este artículo vamos a explicar en qué consiste la forja y cuáles son los procedimientos que se han venido utilizando para trabajar el hierro forjado desde sus orígenes hasta hoy.
Auténtica forja artesanal.
El hierro forjado se caracteriza por ser un metal que contiene menos de un 1% de carbono, por lo que podríamos decir que es el hierro en su estado más puro. El hierro forjado se funde a una temperatura de 1500°C, siendo por tanto maleable o moldeable a elevadas temperaturas. Esta propiedad convierte al hierro forjado en un metal idóneo para crear diseños decorativos muy complejos y elaborados. Además el hierro forjado es fácilmente aleable con otros metales.
El hierro forjado posee una gran dureza y no está expuesto a roturas por golpes o impactos, siendo muy duradero y resistente a la oxidación. La razón para que este tipo de hierro no se corroa se encuentra en el revestimiento vítreo que se forma durante el proceso de fundición y que protege al hierro de las inclemencias del tiempo, por lo que apenas precisa mantenimiento aunque su elaboración es bastante más costosa.
En sus orígenes, la forja manual fue uno de los primeros métodos con los que se empezó a trabajar el hierro. En realidad el proceso era muy sencillo pero, con los medios existentes en aquella época, suponía un trabajo que requería tiempo y mucho esfuerzo físico.
En aquellos tiempos el hierro se calentaba a altas temperaturas en un lugar conocido como “fragua”. La fragua no era más que un recipiente abierto de forma cuadrada o redonda y recubierto de material refractario - lo que significa que dicho material soporta temperaturas superiores a los 1100 grados centígrados sin ablandarse - con un hueco en la base donde se calentaba el carbón, alimentado por un enorme fuelle que constaba de 2 tablas en forma de lágrima unidas por un cuero flexible. El fuelle servía para dar aire y avivar el fuego con el objetivo de alcanzar y mantener la temperatura necesaria durante el proceso de forja del hierro. Una vez obtenido el hierro forjado al rojo vivo, el artesano procedía a golpearlo de forma repetitiva con un martillo sobre un bloque denominado “yunque”, librándolo de impurezas y escoria para obtener un material lo más puro posible.
En definitiva, se trataba de un ciclo repetitivo que constaba de calentado a muy elevadas temperaturas, golpeado repetitivo con martillo y enfriado brusco con agua para conseguir la mayor pureza del metal. Y es que cuantas más veces se repetía este ciclo más puro era el hierro y, en consecuencia, más duro y resistente.
El hierro se calentaba en el fuego de la fragua hasta que se ponía al rojo vivo y, seguidamente, el herrero procedía a golpearlo con diversas herramientas una y otra vez hasta que conseguía darle la forma deseada.
Una vez elaboradas las piezas de hierro forjado era necesario, salvo que se tratara de trabajos realizados de una sóla pieza, proceder a la unión de las mismas. Para soldar el hierro se juntaban las piezas en la fragua a elevadas temperaturas y se martilleaban una contra la otra hasta que quedaban perfectamente unidas. Si la unión estaba bien hecha, una junta soldada de esta forma era homogénea y tan resistente como el propio hierro forjado.
Todavía quedan algunos pocos maestros artesanos que siguen forjando el hierro como antaño, valiéndose de la fragua, el yunque y unas pocas herramientas. También es cierto que hay personas a las que les encantan las manualidades y hacen sus pinitos en el mundo de la forja, intentando emular a los antiguos herreros de las aldeas.
La tradición de los trabajos en forja ha perdurado hasta nuestros días aunque el proceso se ha visto modernizado gracias a las innovaciones técnicas en equipo y maquinaria tales como torsionadoras, curvadoras, plegadoras y guillotinas que permiten la forja del hierro en frío. Indudablemente, esto ha permitido un mayor nivel de producción y una reducción considerable de los costes de mano de obra. Una vez elaboradas las diferentes piezas de hierro forjado es necesario unirlas.
En el caso del hierro forjado en frío, se procede a la soldadura de dichas piezas utilizando unos electrodos especiales para soldar hierro. Una vez soldadas todas las piezas se pulen las uniones y, a continuación, se aplica una capa de pintura antioxidante empleando brocha o pistola.
A modo de conclusión: Para ser muy directos os diré que los trabajos en hierro forjado realizados de forma artesanal en la fragua son una cosa y los trabajos hechos en hierro forjado en frío otra bien distinta. ¿En qué debemos notar la diferencia? Pues, indudablemente, en la calidad del trabajo y en el precio. Como os podréis imaginar, la forja puramente artesanal requiere infinidad de horas de duro trabajo y el precio resulta muy elevado. No os dejéis engañar…