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Publicado el : 12/11/2018 10:27:24
Categorías : Bricolaje , Hogar
Para muchas personas, las tormentas eléctricas son un fantástico espectáculo de la naturaleza, aunque para otras suponen uno de sus mayores miedos. Pero más allá de la sensación que despierta este fenómeno meteorológico en la población, existe un aspecto sumamente importante a resaltar y que hace referencia a los daños que provocan los rayos, tanto en una vivienda como en las ciudades o en el medio natural.
Una tormenta eléctrica se origina cuando una masa de aire caliente y con cierto nivel de humedad se eleva rápidamente hasta entrar en contacto con el aire frío. A partir de ahí comienzan los relámpagos que son descargas eléctricas y que resultan de la constitución de cargas positivas y negativas en la propia tormenta. Si esta formación es lo bastante fuerte, es cuando se originan los rayos que aparecen entre las nubes pudiendo alcanzar la tierra. Aquí es precisamente donde se encuentra el mayor peligro de las tormentas eléctricas, ya que los rayos pueden llegar a alcanzar temperaturas de miles de grados en una fracción de segundo. Posteriormente, el trueno se produce porque el aire que está próximo al relámpago se calienta y se enfría en un corto espacio de tiempo.
Lo más habitual es que las tormentas vayan acompañadas de intensas lluvias, fuertes vientos e incluso granizos. En el caso de que únicamente se produzcan relámpagos y truenos, la carga eléctrica es aún más intensa y, por lo tanto, las consecuencias son más graves, pudiendo causar electrocuciones en personas, originar incendios, provocar fallos en el circuito eléctrico, derribar árboles, etc.
Perjuicios que pueden ocasionar las tormentas en una casa
Los daños eléctricos son los principales perjuicios que pueden aparecer en una vivienda en el caso de que un rayo alcance su estructura. De hecho, este tipo de deterioros es uno de los detonantes de múltiples siniestros al año.
Por norma general, estas tormentas causan una sobrecarga de la red eléctrica en los edificios o en las casas y debido a esta subida, con bastante frecuencia se producen averías en los aparatos eléctricos que están conectados a la red eléctrica. En el peor de los casos, también puede ocurrir que se genere un incendio en la vivienda o que incluso se produzca una descarga en alguien que precisamente en ese momento esté manipulando un enchufe.
Por lo tanto, cuando se produce una tormenta eléctrica, en el supuesto de notar un cosquilleo en el cuerpo o si el pelo se empieza a erizar, lo más aconsejable es adoptar las medidas de seguridad adecuadas para evitar los peligros de la caída de un rayo.
Debido a esto, en muchos bloques de viviendas, casas particulares y edificios públicos se opta por colocar pararrayos, cuya función es desviar la descarga del rayo hacia la tierra y evitar que se produzcan daños a las personas o en las construcciones.
Cómo actuar en caso de tormenta eléctrica
Además de los destrozos que una tormenta eléctrica puede originar en una casa, el impacto de un rayo sobre una persona puede causarle la muerte y, en el caso de que sobreviva, los efectos secundarios a largo plazo en el organismo son considerables. Por otro lado, en muchas ocasiones se tiende a pensar que la tormenta se encuentra lejos y que sus efectos no son significativos, pero los rayos pueden llegar a tener un alcance de más de 20 kilómetros de distancia. Teniendo en cuenta esto, es necesario tomar las precauciones siguientes dentro del hogar.
Una vez que haya pasado, no se puede bajar la guardia para estar a salvo. Es interesante prestar atención a los pronósticos del tiempo para saber cuándo se puede salir con total seguridad. En este sentido, se puede calcular la distancia a la que se encuentra una tormenta cuando se va alejando. Dado que la luz viaja más rápidamente que el sonido, la fórmula para saber a cuántos kilómetros se encuentra la tormenta del punto donde nos situamos consiste en contar los segundos que transcurren entre el relámpago y el trueno, y dividir entre 3. El resultado que se obtiene es la distancia aproximada a la que se sitúa la tempestad.