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Las persianas son una parte imprescindible de la cultura española, algo que no sucede en el resto de países europeos. Dado que en nuestro país tenemos alrededor de 2.000 horas de sol al año, este tipo de instalaciones son una excelente manera de contribuir al aislamiento térmico en los hogares. Pero además de ofrecer protección frente a las altas temperaturas en los días más calurosos del verano, las persianas también actúan preservando la intimidad de las viviendas, gradúan la luz y la ventilación y amortiguan los ruidos del exterior.
Teniendo en cuenta que nadie puede imaginar una casa sin persianas en España, es importante tener en cuenta que, para una mayor eficiencia térmica y acústica de las ventanas, la instalación se debe realizar en la parte exterior, ya que de este modo se consigue una protección superior.
Además, no se debe olvidar que, en estos casos, las persianas se encuentran expuestas continuamente a las inclemencias del tiempo, ya sea la incidencia directa del sol, la lluvia, el viento o las heladas. A esto hay que sumar la suciedad que se va acumulando en todos los rincones y que puede llegar a dañar el mecanismo interno. Por lo tanto, es recomendable seguir una serie de consejos para conseguir que se mantengan adecuadamente.
Ideas para el mantenimiento de las persianas
- Al igual que se limpian otros elementos de las viviendas, también es necesario realizar esta tarea en las persianas. Para ello, se debe limpiar tanto la cara interior como exterior, siempre que no suponga un peligro en este último caso por la altura a la que se encuentre. Si se pasa por alto este consejo, con el paso del tiempo, el polvo y la suciedad pueden derivar en que la persiana cierre mal, que se deforme o se rompa directamente. Para ello, se puede utilizar un trapo humedecido en agua con jabón, amoniaco, lejía o cualquier otro producto de limpieza.
- A simple vista, la correa es uno de los componentes que más sufre las consecuencias del uso. Es normal que la cinta se vaya ensuciando y deteriorando desde que se colocó por primera vez. Por lo tanto, antes de que llegue a romperse y provoque daños más graves, es recomendable sustituirla por una nueva que tenga las mismas características.
- La caja donde se integra la correa es otro de los elementos más susceptibles de desgaste. Con el uso y los movimientos bruscos, en ocasiones, la tapa de la caja suele terminar soltándose, por lo que el mejor consejo en este sentido es apretar los tornillos de fijación cada cierto tiempo, así como revisarlos por si fuera necesario cambiarlos. Cuando las reparaciones no dan resultado, no queda más remedio que sustituir toda la caja por completo por otra nueva.
- Una tarea de mantenimiento más exhaustiva requiere desmontar la persiana para comprobar si hay algún obstáculo que entorpezca el correcto cierre y apertura. En muchos casos, es posible que se cuele algún tornillo u otros objetos que provocan daños importantes.
- A la hora de subir y bajar las persianas es fundamental hacerlo de forma correcta, ya que detrás de los movimientos fuertes se encuentran gran parte de las averías. Así, se debe tirar de forma recta de la correa y evitar arrastrarla de forma brusca. También es conveniente abrir y cerrar de forma progresiva, sin forzar demasiado el mecanismo.
- A pesar de que las persianas están fabricadas de materiales con una alta resistencia para estar a la intemperie, siempre es recomendable protegerlas del viento. Para ello, cuando el aire azote a gran velocidad, se deben dejar subidas del todo para que sufran menos daños o bien, bajadas por completo sin ninguna rendija abierta para proteger los cristales de la ventana y el interior de la vivienda.