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Publicado el : 15/10/2020 12:54:30
Categorías : Bricolaje , Herramientas de bricolaje
Tener algunas herramientas en casa siempre es útil para realizar ciertas tareas de bricolaje o manualidades. Al igual que sucede con otros utensilios, es importante tener presente su deterioro y asumir que el óxido aparecerá tarde o temprano en su superficie.
La presencia de este tipo de manchas no siempre significa que la vida útil del instrumento haya terminado. En la mayoría de los casos, es posible devolver el aspecto original poniendo en práctica algunos consejos. No obstante, si la herramienta lleva mucho tiempo oxidada y este agente ya ha conseguido incrustarse por todas las zonas, llegando incluso a haberse comido el metal, la opción más recomendable es sustituirla por otra nueva.
Las herramientas, como cualquier otro objeto metálico, son el principal objetivo del óxido. Entre las causas que provocan esta imperfección se encuentran, sobre todo, la humedad y el paso del tiempo. Con el uso, los útiles se van ensuciando, por lo que, si no se procura un correcto mantenimiento, lo más probable es que su aspecto inicial se torne de color ocre o marrón.
Además, un almacenamiento inadecuado, en el que no se tienen en cuenta los niveles de humedad, también repercute en una mayor oxidación. En este sentido, es importante guardar las herramientas completamente secas y evitar los lugares con una alta condensación.
Para conseguir que los utensilios se mantengan intactos durante más tiempo, se deben limpiar justo después de cada uso. Como complemento de la limpieza, existen productos específicos que se aplican directamente sobre su superficie para eliminar los restos de humedad y proteger frente a la corrosión. Después de estos pasos, se pueden almacenar sin miedo a que se estropeen.
Sin embargo, cuando el óxido ya está presente, se puede seguir alguno de los siguientes trucos para quitarlo.
Los productos diseñados concretamente para erradicar el óxido de las herramientas facilitan en gran medida esta tarea. Aunque el proceso varía según las indicaciones de cada fabricante, por norma general es necesario introducir el utensilio en la solución durante un máximo de 8 horas en función del grado de corrosión que presente.
Después de este tiempo, se debe limpiar o frotar la herramienta para retirar los restos que hayan quedado. En pocos minutos, se puede volver a disfrutar de un útil completamente nuevo. No obstante, a la hora de elegir una de estas mezclas, es conveniente asegurarse de que no incorpore elementos tóxicos o inflamables para no poner en riesgo la propia salud ni dañar el entorno.
El vinagre, además de ser un producto natural, es un potente limpiador en cualquier ámbito. Para quitar el óxido de las herramientas, se debe seguir el siguiente proceso: introducir el utensilio en un recipiente lleno de vinagre blanco, dejar que repose durante 8 horas aproximadamente, retirarlo y frotar con un cepillo.
Para una mayor eficacia, el vinagre se puede mezclar con sal o bien sustituirlo por zumo de limón. En lugar de sumergir la herramienta en estos líquidos, también es posible aplicarlos directamente con un paño. En ambos casos, estos ingredientes reaccionan con el óxido y consiguen disolverlo para eliminarlo con una mayor facilidad.
Estos productos son una solución excelente para quitar la corrosión sin apenas esfuerzo. Tan solo hay que aplicarlos y esperar que hagan su función. Al utilizar un convertidor o neutralizador de óxido se debe tener en cuenta que se puede producir la perforación de la superficie del metal, por lo que no es recomendable usarlos en herramientas que están muy oxidadas.
Además, una vez que haya desaparecido la corrosión, suele ser necesario tratar la superficie para que vuelva a tener un acabado normal, ya que el resultado es bastante áspero.
Este remedio requiere hacer una pasta lo suficientemente espesa con bicarbonato de sodio y agua. El resultado se esparce por la herramienta oxidada y después de dejar que actúe durante una hora, se frota con un cepillo y se enjuaga. Se recomienda poner en práctica esta solución cuando los objetos presentan manchas de óxido leves.
Aunque esta combinación puede parecer extraña, lo cierto es que se consiguen excelentes resultados en las herramientas que tienen un óxido no demasiado profundo. Se trata de un método muy sencillo, ya que tan solo hay que cortar una patata por la mitad y colocar un poco de jabón en la zona que no tiene piel. En lugar de un estropajo, se utiliza este alimento para pasarlo por la herramienta e ir eliminando la corrosión.