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Publicado el : 14/12/2015 12:05:07
Categorías : Cuidados del jardín , Cultivo de plantas
Los huertos urbanos constituyen una tendencia al alza en los últimos años y no tiene pinta de tratarse de una moda pasajera sino que vienen para quedarse. En ellos podemos plantar casi de todo, siendo los cultivos de hortalizas como tomates, lechugas, cebollas, pimientos, pepinos o ajos los más habituales. También resulta muy común el cultivo de plantas aromáticas para aderezar nuestros platos como la albahaca, la hierbabuena, la menta, el orégano, el tomillo o el perejil porque necesitan tan poco espacio que incluso se pueden cultivar en pequeños maceteros dentro de la cocina.
Preparación de tiestos de cartón con substrato.
De hecho cada vez es mayor el número de personas que se inician en la práctica de la horticultura urbana para consumo propio y es que comer los alimentos que uno mismo ha cultivado no sólo es saludable sino que resulta un placer indescriptible para los sentidos. Eso por no hablar del ahorro que supone si tenemos en cuenta los desorbitados precios con los que nos podemos encontrar hoy en día en cualquier supermercado o gran superficie. Si realizáis la compra habitualmente me entenderéis a la perfección porque seguro que más de una vez os habréis quedado boquiabiertos viendo a cuánto sale el kilo de tomates por citar un ejemplo.
No seas escéptico, aunque parezca complicado podemos cultivar hortalizas en cualquier terraza, balcón o azotea de nuestra vivienda por pequeños que sean. Seguro que al principio te surgirán un montón de dudas pero no hay que agobiarse, eso es algo que nos ha pasado a todos. Por eso trataremos de dar algunas nociones básicas para que puedas empezar con tu propio huerto urbano.
Como es lógico, debido al poco espacio disponible, tendremos que cultivar en macetas. Algo muy importante a tener en cuenta es que el tamaño de la maceta va a depender de lo que vayamos a cultivar en ella. Es decir, no es lo mismo plantar lechugas o zanahorias cuya raíz es pequeña y necesitan poco espacio para desarrollarse que plantar tomates o pimientos cuya raíz es más grande y que ocuparán bastante más espacio a medida que vayan creciendo. Mi consejo es que utilicéis macetas de diferente tamaño en función del tipo de cultivo que vayáis a realizar o compréis un contenedor grande y lo dividáis en sectores, uno para aquellas plantas que vayan a necesitar más espacio y otro para aquellas que vayan a necesitar menos. Nunca lo olvidéis, las plantas necesitan su espacio vital para crecer. Otro factor importante a la hora de elegir lo que vamos a cultivar es comprobar las horas de luz solar que recibirá nuestro huerto a lo largo del día.
Lógicamente todas las hortalizas necesitan de la luz del sol para desarrollarse pero cada planta tiene sus propias necesidades y unas requerirán más horas de luz que otras. Tan importante como la exposición a la luz del sol es el tema del riego. Unas plantas necesitarán más agua que otras pero hay que tener cuidado porque podemos echar a perder lo que hemos cultivado tanto si pecamos por exceso de riego como por defecto.
Cuando oímos la palabra “sustrato” inmediatamente nos preguntamos qué significa eso exactamente. Pues bien, el sustrato no es otra cosa que la palabra que usamos para referirnos a la tierra del huerto. En general un buen sustrato para el cultivo en macetas debe ser ligero, esponjoso, aireado y que posea una buena capacidad de retención del agua y los nutrientes. Existen diferentes tipos de sustrato en el mercado pero para no complicaros la vida ahora que estáis empezando, os recomiendo que compréis un sustrato ecológico preparado a base de fibra de coco.
Su principal ventaja es la ligereza que aporta, algo que viene muy bien si queremos que nuestros maceteros pesen lo menos posible. Otras ventajas de este tipo de sustrato es que por un lado permite una buena circulación del aire y del agua para favorecer la expansión de las raíces y por otro lado prolonga la humedad de la tierra al retener por más tiempo el agua. Pero presenta un gran inconveniente y es que no posee los nutrientes necesarios para que la planta se desarrolle de forma óptima, por lo que tendremos que añadir algún tipo de abono a este sustrato. ¿Cómo elegir el abono o fertilizante adecuado? Ya hemos dicho que la mayor desventaja del sustrato elaborado con fibra de coco es su escaso aporte de nutrientes, por lo que debemos complementarlo con un abono o fertilizante adecuado que supla dichas carencias.
Simplificando al máximo para no volveros locos con los diferentes tipos de abono, su composición o propiedades os diré que los mejores abonos orgánicos para empezar en el mundillo de la horticultura urbana son el compost y el humus de lombriz o vermicompost que, en realidad, no deja de ser un tipo de compost más elaborado y con mejores propiedades fertilizantes. El compost se caracteriza por ser un abono natural que se obtiene gracias a la descomposición que provoca la acción de hongos y bacterias sobre residuos orgánicos tales como ramas, hojas, césped, malas hierbas, mondas de frutas, etc. Lo podemos comprar directamente en tiendas especializadas o elaborarlo nosotros mismos en casa utilizando un compostador, un proceso muy interesante y con múltiples ventajas que explicaremos con detalle en otro artículo. El humus de lombriz es un tipo de compost que mejora sustancialmente sus propiedades valiéndose del proceso digestivo de las lombrices, por lo que es considerado uno de los mejores fertilizantes orgánicos que existen. Dicho de otra manera, el humus de lombrices sería el rey de los compost. Al igual que el compost, podemos optar bien por comprarlo ya preparado o bien elaborarlo nosotros mismos a través de un proceso denominado vermicompostaje que explicaremos más adelante.
La verdad es que sembrar semillas no tiene mucho misterio. Seguro que más de uno se acordará de su época en el colegio cuando el profe de ciencias naturales te mandaba de deberes germinar lentejas en casa. Eso sí, hay que estar muy pendientes de que los semilleros tengan la suficiente humedad y la temperatura necesaria para que puedan germinar las semillas. Una vez germinadas es imprescindible protegerlas del frío y que reciban la luz del sol hasta que crezcan lo suficiente como para poder ser trasplantadas a la maceta.
Pero si sois igual de impacientes que yo os aconsejo que optéis por comprar el plantel, que no es otra cosa que la pequeña plantita que se obtiene una vez finalizado el proceso de germinación de la semilla, y lo trasplantéis directamente a la maceta. La diferencia entre un sistema y otro es, básicamente, el tiempo de espera. La germinación de semillas es un proceso que lleva unos cuantos días mientras que en el caso de los planteles el proceso es directo e inmediato.
En realidad puedes plantar las hortalizas que más te gusten pero las más fáciles y rápidas de cultivar para un principiante son las hortalizas de hoja verde como lechugas, escarolas, espinacas, acelgas, etc.
Para concluir os diré algo que resulta evidente pero que a veces se nos olvida y es que tu pequeño huerto no es como un supermercado en el que puedes encontrar todo tipo de verduras y hortalizas en cualquier época del año sino que tendrás que seguir el compás que marquen las estaciones y cultivar las hortalizas de temporada. Vale, el que siembra recoge… siempre y cuando lo haga en la época adecuada.