Es importante tener en cuenta que todas las piscinas, tanto públicas como domésticas, necesitan una serie de cuidados para que permanezcan limpias durante los meses de verano. En caso contrario, las condiciones de higiene pueden ser deficientes y provocar no solo una apariencia desagradable, sino también ciertos problemas en la salud de los bañistas.
Índice
¿Por qué el agua de la piscina se vuelve verde?
Son diferentes los motivos por los que el agua de una piscina se puede poner verde:
- La principal causa es el desarrollo de algas, lo que origina un cambio en el color del agua, así como una superficie más resbaladiza y apelmazada. Estos organismos aparecen debido a un mantenimiento incorrecto de la piscina, un problema en el filtrado o una temperatura demasiado elevada del agua.
- Otro factor está relacionado con la cantidad de cloro que se añade a la piscina. Si es insuficiente, el tono cristalino no tarda en volverse de color verde.
- La utilización de determinados productos desinfectantes que no son aptos para las piscinas puede derivar también en que el agua se ponga verdosa.
- Un nivel de pH del agua de la piscina inadecuado puede provocar del mismo modo este contratiempo. A grandes rasgos, es recomendable que este coeficiente se sitúe entre 7,2 y 7,8.
¿Es seguro bañarse en una piscina con el agua verde?
Aunque en un principio se pueda pensar que bañarse en una piscina que tiene el agua verde no implica mayores consecuencias, se desaconseja por completo hacerlo. Si la causa es el crecimiento de algas, debe tenerse en cuenta que este hecho está relacionado con un incremento de las bacterias, lo que puede afectar negativamente al organismo.
El color verde es un indicativo de que la piscina no está en unas condiciones de higiene óptimas para el baño. Entre los problemas que pueden aparecer en las personas se encuentran la irritación de la piel y ciertas infecciones, como gastroenteritis, conjuntivitis u otitis.
Lo más recomendable es evitar el baño en una piscina que tenga un tono verdoso para evitar entrar en contacto con bacterias y otros microorganismos dañinos para nuestra salud.
Consejos para quitar el agua verde de la piscina
- Uno de los trabajos más importantes para eliminar el agua verde de la piscina consiste en realizar una limpieza exhaustiva del fondo y las paredes. Es recomendable hacer un mayor hincapié en el suelo y retirar todos los residuos, para lo cual se puede utilizar un robot limpia fondos o un cepillo con cerdas duras con el que se consiga eliminar las algas por completo.
- Se debe aumentar la dosis de cloro que se añade cada día para limpiar el agua y evitar que vuelvan a aparecer microorganismos nocivos.
- Igualmente es conveniente limpiar el filtro de forma periódica para que pueda realizar su función de forma correcta, así como incrementar el tiempo de filtración todos los días para asegurar la transparencia del agua.
- Siempre que se agregue agua nueva a la piscina es importante añadir algún producto antialgas para prevenir en gran medida que adopte un color verde. Comprueba también los niveles de fosfatos dado que son una fuente de alimento para las algas.
- También es fundamental equilibrar el nivel de pH utilizando los productos químicos específicos que sirven para elevar o disminuir este factor.
- Si el color verde del agua se resiste a desaparecer, se puede utilizar floculante. Se trata de un producto químico con el que se consigue mantener limpia la piscina, aclarando el agua turbia rápidamente. Es recomendable no bañarse en la piscina hasta que no hayan transcurrido al menos 5 horas desde la aplicación de este compuesto y se haya filtrado toda la suciedad de forma íntegra.
Para utilizar el floculante debes comprobar en primer lugar el nivel de pH, antes de verter el producto en el agua o en el skimmer, dependiendo de su formato. Después, debes dejar que el producto llegue al fondo de tu piscina y esperar al menos 8 horas. Por último, utiliza el limpiafondos o cepillo para acabar con toda la suciedad.
Una vez que haya desaparecido el tono verde de tu piscina, puedes volver a bañarte sin ningún riesgo, atendiendo a un mantenimiento adecuado sobre el nivel de higiene del agua. El orden de la limpieza debe ser el mismo que el de los consejos que acabamos de compartir: en primer lugar, limpia las paredes y superficie en profundidad; y después procede a la desinfección.