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Publicado el : 01/12/2015 14:35:46
Categorías : Construcción , Decoración
En alguna ocasión ya os he comentado que viajar es uno de los mayores placeres que pueden existir para todos aquellos que somos curiosos por naturaleza. En realidad este artículo es fruto de mis reiteradas visitas a la Alhambra y, en particular, de los interminables paseos por los Jardines del Generalife donde tuve la suerte de contemplar con asombro los impresionantes mosaicos de piedra que aún se conservan. Es tal la belleza de la Alhambra que sólo quien ha estado allí y la conoce puede intentar describir el cúmulo de sensaciones que provoca… es un lugar mágico. Pues bien, hoy toca hablar de mosaicos elaborados con piedras o cantos de río o, como dirían los expertos, vamos a hablar de la técnica denominada Opus Lapilli o mosaicos de piedra.
Antes de nada debemos pensar tanto en el tamaño como en el diseño que queremos para nuestro mosaico de cantos rodados. Podemos encontrar desde diseños sencillos, cuya ejecución resulta relativamente fácil para los no iniciados, hasta diseños tan sumamente intrincados que pueden considerarse auténticas obras de arte hechas por manos expertas.
1. Piedras o cantos rodados. Una de las grandes dudas que tenía cuando comencé a escribir este artículo era dónde podía conseguir esos cantos rodados tan suaves y prácticamente idénticos unos de otros, tanto en tamaño como en forma. Pues bien, pues para ello tenemos dos opciones: La primera opción consiste en buscar y recoger las piedras nosotros mismos en un entorno natural como puede ser la playa o la ribera de un río. Sin embargo os tengo que advertir de algo muy pero que muy importante.
Esta actividad que en principio podría ser la excusa perfecta para pasar unas horas entretenido al aire libre en pleno contacto con la naturaleza puede convertirse, por simple desconocimiento, en una pesadilla. El motivo es que está prohibido recoger piedras en la gran mayoría de espacios naturales donde pueden encontrarse este tipo de materiales con el objetivo de preservar al máximo el estado natural y la belleza de dichas zonas. Si quieres un consejo… no te la juegas porque, si te pillan, podrían multarte y las dichosas piedrecitas te iban salir por un ojo de la cara.
La segunda opción sería comprar los cantos rodados directamente en una cantera (que sería la opción más económica), en un almacén que venda materiales de construcción o en algún vivero o centro de jardinería especializado. Tened en cuenta que la diferencia de precio puede ser realmente significativa dependiendo de si compramos los cantos rodados en un sitio o en otro.
Esta opción, al contrario que la anterior, puede no resultar tan gratificante pero es rápida y tiene riesgo cero en cuanto a sanciones. Además podréis escoger entre diferentes tamaños, formas y colores para poneros manos a la obra cuanto antes.
2. Hormigón.
3. Mortero.
4. Un listón de madera.
5. Una maza de goma.
6. Una brocha de temple.
7. Un cepillo de raíces.
8. Una cubeta de plástico.
Perdonadme la licencia pero buscando algún ejemplo de mosaico que fuera fácil de hacer para novatos como yo y que resultara tremendamente bonito, me topé con un diseño en forma de espiral o caracola que me ha cautivado. Para empezar basta con marcar sobre el hormigón humedecido un círculo con la ayuda de un par de puntas y un trozo de cuerda. Marcamos el centro del círculo, que nos servirá como punto de partida para colocar el primer canto rodado. A continuación vamos rodeando ese canto central, alternando hileras de piedra colocadas de lado bien juntas unas contra otras con hileras de piedra colocadas en fila también bien juntas unas contra otras. Lo que buscamos con ello es que los cantos, tanto individualmente como en su conjunto, queden perfectamente fijados a la solera. El resultado final proporcionará al mosaico un contraste visual muy llamativo. Si además utilizamos cantos de distintos colores el efecto será aún mayor.
En este artículo hemos ido explicando paso a paso cómo crear un mosaico de piedras o cantos de río. Como habréis podido comprobar es bastante sencillo y las posibilidades en cuanto a tamaño, formas y colores son infinitas. Espero que os animéis a crear vuestro propio Opus Lapilli que, sin lugar a dudas, no dejará indiferente a nadie y será el centro de atención de todas las miradas.