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Publicado el : 27/11/2020 09:41:13
Categorías : Cuidados del jardín , Cultivo de plantas
Las trufas son consideradas por muchas personas como una de las joyas más preciadas del mundo de la gastronomía. Si te encanta su sabor exquisito y eres un experimentado de la jardinería, puedes cultivar este tipo de hongo en casa. Aunque no se trata de una tarea sencilla, se puede conseguir una buena cosecha teniendo en cuenta algunas recomendaciones.
La truficultura es una actividad relativamente novedosa que resulta muy rentable, aunque es bastante compleja. Consiste en la técnica de cultivar trufas a través de la plantación de especies forestales, como encinas, pinos o robles, cuyas raíces se fusionan con el hongo de este alimento. Se utiliza este método debido a que los hongos no son capaces de sobrevivir por sí mismos.
En España, este tipo de cultivos se concentran en la parte noroeste de la península, en concreto en Teruel, Castellón, Huesca y Zaragoza. Esto se debe a las condiciones del suelo y el clima propicios de estas zonas para el crecimiento de la trufa. No obstante, si se replican estos factores en un jardín o huerto particular, se pueden desarrollar estas plantaciones en miniatura con éxito.
Las trufas son una especie de hongos que pertenecen a la familia Tuberaceae. En el mundo existen alrededor de 40 especies, aunque solo varias de ellas tienen el honor de ser un ingrediente de valor en la cocina.
El fruto va creciendo en el interior del suelo y a medida que va aumentando en tamaño, su aroma también se va haciendo cada vez más intenso. Su particular olor permite que se pueda recolectar fácilmente, ya que los perros pueden identificarlo si están adiestrados para ello.
Además de tener un aroma y sabor únicos, las trufas también presentan una serie de propiedades beneficiosas para la salud muy similares a las que ofrecen las setas:
Las trufas siempre han sido consideradas como un alimento de lujo debido a su alto precio en el mercado, su gran calidad y la escasez de oferta. Como consecuencia de ello no se suelen utilizar en las comidas principales o como acompañamiento de algunos platos. A diferencia de lo que ocurre con otros tipos de setas, en la mayoría de las ocasiones, las trufas son un condimento especial que se usa para aportar un sabor fuerte o un aroma extra.
En cualquier caso, este hongo se debe consumir siempre fresco, preferiblemente durante el otoño y el invierno. Después de realizarse la recolección, es recomendable tomarlo antes de que transcurran 10 días. En caso contrario, se puede optar por congelarlo sin temor a que pierda ninguna de sus propiedades. Otras opciones para que se mantenga en perfecto estado durante más tiempo consisten en deshidratar la trufa o guardarla en un recipiente con aceite o vino.
Uno de los primeros pasos para cultivar trufas en casa consiste en elegir el tipo de árbol a cuyas raíces se asociará el hongo para desarrollarse. Estas especies forestales deben ser leñosas, como por ejemplo el roble, la encina, la coscoja, el avellano, el pino o el castaño.
Entre todas las opciones posibles, la encina es una de las más populares. Debido a que es un árbol que crece muy lentamente, permite que el hongo lo haga al mismo ritmo. Esto tiene lugar gracias a los minerales con los que la planta enriquece a las trufas.
Una vez que se haya elegido una especie de árbol, se debe plantar sin necesidad de fertilizar el suelo para no dañar el germen de los hongos. Asimismo, se debe tener un especial cuidado en la manipulación de las raíces, ya que el correcto desarrollo de este alimento depende de ellas.
Posteriormente, es necesario colocar unas trufas debajo de la tierra, cerca de las raíces de la planta. Es muy importante que se encuentren a una profundidad de 70 centímetros aproximadamente para protegerlas de posibles plagas y de las inclemencias del tiempo. Asimismo, se debe cubrir el suelo con ramas y hojas.
El clima mediterráneo ofrece las mejores condiciones para que el cultivo de las trufas finalice con un buen resultado. En este sentido, los veranos calurosos y los inviernos fríos favorecen el correcto crecimiento de este hongo, sin olvidar las lluvias continuas en primavera. No obstante, las temperaturas extremas, así como las heladas, tienen una incidencia negativa en su desarrollo.
Las trufas aprovechan la época del verano para incrementar su tamaño. Por ello, si las lluvias han sido excesivas durante los meses previos, es probable que la zona de cultivo se encharque y tenga un efecto negativo sobre el crecimiento.
En caso de realizar el riego de forma manual, es conveniente añadir agua todos los días durante los meses estivales y cada dos días durante los periodos más fríos. Es muy importante que el agua que se utilice esté libre de cloro, por lo que en la medida de lo posible es preferible aprovechar las lluvias para esta tarea.
La tierra para cultivar trufas debe reunir una serie de condiciones:
La recolección de las trufas se suele realizar normalmente entre diciembre y marzo, pero antes de ello es preciso esperar algunos años y procurar una serie de cuidados:
Después de finalizado el proceso de crecimiento de las trufas, los primeros frutos suelen aparecer a principios de otoño, aunque conviene esperar algunos meses hasta que estén totalmente maduros para recogerlos.