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Publicado el : 05/01/2020 18:48:46
Categorías : Cuidados del jardín , Cultivo de plantas
Algunas personas tienen un don innato para las plantas y otras, sin embargo, no consiguen que ninguna permanezca viva durante demasiado tiempo. Es cierto que algunos tipos son más resistentes que otros, pero en general existen una serie de causas que son comunes a todas las variedades y que provocan que se pudran o que no consigan sobrevivir.
Uno de los principales signos que indican que una planta está podrida es cuando las hojas se vuelven amarillas hasta convertirse en marrones y se marchitan. Esto sucede porque las raíces y la base no están en buenas condiciones y si no se toman las medidas adecuadas para solucionar el problema, la planta al final termina muriendo.
El riego en exceso es la principal causa por la que se pudren las plantas. Cuando no se tiene demasiada experiencia en el sector de la jardinería es bastante complicado saber la cantidad exacta de agua que necesita una planta y la periodicidad con la que se debe regar. Por ello, es bastante frecuente cometer el error de regar en exceso, lo cual origina las condiciones idóneas para que la planta se pudra.
Por un lado, demasiada cantidad de agua impide que circule el aire por las raíces, aunque también es un motivo para que los nutrientes más importantes no lleguen a absorberse. Asimismo, una planta encharcada es el escenario perfecto para que se desarrollen todo tipo de hongos y moho. Para evitar este problema, lo más recomendable es asegurarse que la tierra está seca antes de proceder al riego. Un truco para ello consiste en introducir un dedo unos centímetros por debajo de la superficie de la tierra y comprobar que no está húmeda.
Además, también se debe tener en cuenta la época del año, ya que las plantas no necesitan la misma frecuencia de riego en verano que en invierno, por ejemplo. No se puede regar de la misma forma en todos los meses del año, sino que es importante considerar todos los aspectos, como la temperatura, la calefacción, el aire acondicionado, la lluvia, etc.
Otra de las causas que provoca que las plantas se pudran es un drenaje inadecuado en la maceta. Por ello, desde el primer momento es recomendable cambiar el ejemplar a un recipiente más grande o sobre todo cuando después de un tiempo se observa que la planta está muy apretada. Es fundamental que el nuevo tiesto tenga unos orificios adecuados para facilitar el drenaje del agua.
En estos casos, conviene tener un especial cuidado con los platos que se suelen colocar debajo de la maceta. Se pueden utilizar para recoger el agua que sobra después del riego, pero no es aconsejable dejarlos siempre, sobre todo cuando la planta se caracteriza por su sensibilidad a la humedad. Si el plato está constantemente mojado o con agua, las raíces pueden terminar pudriéndose.