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Publicado el : 30/12/2021 14:00:47
Categorías : Construcción , Decoración
El linóleo es un material muy utilizado en el ámbito de los pavimentos de interior. Aunque a menudo se suele confundir con el PVC o el vinilo, este tipo de suelos tiene sus características propias. Además, gracias a sus propiedades es una opción natural que proporciona múltiples ventajas en cualquier espacio cerrado.
Pese a que este tipo de revestimiento no es nuevo, en los últimos tiempos ha experimentado diferentes mejoras en el diseño y las prestaciones hasta convertirse en una de las opciones más demandadas. En la actualidad es un producto 100% versátil que está disponible en diferentes formatos para ajustarse sin ningún problema a la forma y tamaño de todas las estancias.
Este material está fabricado con aceite de linaza, que es el componente principal, junto con otros ingredientes naturales y ecológicos, como es el caso del polvo de piedra, madera o corcho. Junto a ello, también se incluyen otros elementos como las resinas y los pigmentos naturales.
Dado que se trata de una solución sostenible, su popularidad no para de crecer dentro de los entornos domésticos, aunque también se puede usar en los entornos industriales gracias a su alta resistencia. Asimismo, el linóleo es biodegradable como consecuencia de la alta renovación que caracteriza a la mayoría de sus materias primas.
Los suelos de linóleo destacan por las siguientes características:
Tienen una larga vida útil como consecuencia de su gran resistencia y, por ello, son especialmente aptos para zonas con mucho tránsito.
Se instalan sin demasiadas complicaciones, aunque es preferible delegar este trabajo en un profesional para disfrutar de las máximas garantías de este pavimento.
Es un material sólido y firme, aunque no por ello se pierde confortabilidad en la pisada.
Se trata de un suelo antibacteriano y antialérgico que repele el polvo. Además, no requiere una limpieza y mantenimiento demasiado exhaustivos, sino que basta con aplicar una pequeña cantidad de agua y jabón neutro.
Actúa como barrera frente al fuego, por lo que juega un papel fundamental en las cocinas y en determinados espacios públicos, como por ejemplo los hospitales.
Según el modelo que se elija, los suelos de linóleo pueden desempeñar una función de aislante acústico.
Es un pavimento antideslizante, por lo que se recomienda instalarlo con preferencia en las cocinas y las zonas de paso para evitar resbalones y caídas.
Tiene un precio más económico que otros tipos de revestimientos. Si se elige un acabado básico, el coste no suele superar los 10 euros por metro cuadrado.
Al igual que sucede con cualquier material, los suelos de linóleo también presentan ciertos inconvenientes:
Tiene una escasa resistencia al agua y la humedad, por lo que no se recomienda colocarlo en los cuartos de baño. Este tipo de pavimento tiene la capacidad de absorber rápidamente la condensación, lo que deteriora su aspecto de forma prematura.
El linóleo se daña fácilmente si se utilizan productos abrasivos o químicos durante su limpieza. El resultado es una pérdida de su brillo, color y forma originales.
Durante los días siguientes a su instalación, es probable que el suelo sufra algunas contracciones, por lo que se debe esperar alrededor de una semana para que se acomode al entorno.
Se debe evitar colocar demasiado peso sobre este tipo de pavimentos para no dañarlos, así como algún objeto punzante o cortante.
Los suelos de linóleo no se recomiendan para espacios exteriores debido a que la acción de los rayos del sol y las altas temperaturas suelen deformar su tonalidad y su estructura.
El linóleo puede colocarse en habitaciones o cocinas, pudiendo escoger entre colores sólidos o múltiples diseños que imitan a piedra o madera. Si deseas instalar este tipo de suelo en tu hogar, te recomendamos que cuentes con la ayuda de un profesional y mano de obra especializada, con el fin de conseguir los mejores resultados y evitar deformaciones. Una vez aplicado, requiere un mantenimiento anual para conservar sus propiedades y aspecto.