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Publicado el : 19/11/2021 10:57:03
Categorías : Bricolaje , Hogar
Los muebles de melamina han ido adquiriendo un importante protagonismo en los últimos años dentro de las tendencias de decoración de interiores. No obstante, debe tenerse en cuenta que, más que un material en sí, se trata de un recubrimiento que se añade sobre la superficie de la madera o el aglomerado.
La melamina es un compuesto plástico que está formado por diferentes elementos químicos. Esta combinación da lugar a una resina que se utiliza en el revestimiento de muebles, por lo que es importante saber que este material únicamente se encuentra en la superficie del mobiliario, pero no en el interior de su estructura.
Cuando este sintético se seca, alcanza una gran resistencia y homogeneidad; dos características que se trasladan a los tableros sobre los que se coloca. Dado que puede decirse que es una envoltura que va pegada al mueble a través de un proceso basado en aplicar calor y presión, es una opción que nunca ha tenido buena fama. Sin embargo, en la actualidad ha ido evolucionando para incrementar la calidad y convertirse en una alternativa que ofrece múltiples ventajas.
Entre las principales características de este tipo de revestimiento destacan las siguientes:
Una de las cualidades más importantes de la melamina es su alta resistencia frente a múltiples agentes externos, como la humedad, el calor, los rayos del sol, los arañazos, los productos químicos, los cambios de temperatura, etc.
Es un recurso muy económico en comparación con otros materiales debido a que su producción consiste simplemente en un proceso químico y posterior aplicación sobre una base. En este supuesto, se ahorran los costes de tala de madera, transporte, barnizado, etc.
Aunque su aplicación sea sobre mobiliario preferiblemente, en otros contextos funciona como un excelente aislante térmico y acústico.
Dado que es un material relativamente nuevo, se puede encontrar en cualquier color e incluso llevar impreso todo tipo de diseños.
La resina aporta una superficie totalmente lisa sobre los tableros de conglomerado o madera, pero a pesar de ello, el mobiliario que incluye este compuesto plástico se puede encontrar en diferentes acabados.
La melamina es una de las opciones más fáciles de limpiar dentro de la amplia variedad de materiales que se utilizan para fabricar muebles. Tan solo se debe tener un especial cuidado para no mojarlos demasiado con el objetivo de evitar que el agua se filtre dentro.
Es un producto antibacteriano, por lo que está especialmente indicado para colocarse en baños y cocinas donde la proliferación de microorganismos suele ser más alta.
En comparación con otros materiales convencionales, la melamina suele sufrir un mayor desgaste con el paso del tiempo y el uso. Además, este deterioro se incrementa cuando se utilizan determinados productos de limpieza más agresivos.
Se trata de un material que no se puede reparar si se fragmenta. Para ello, sería necesario sustituir toda la capa que recubre el tablero en cuestión.
Pese a que la melamina es totalmente resistente al agua y la humedad, el aglomerado o la madera que están cubiertos no lo son. Por ello, se debe evitar que cualquier líquido traspase hacia el interior, o en caso contrario, los tableros comienzan a hincharse y deformarse.
Los muebles recubiertos de este compuesto no cuentan con las esquinas recubiertas de origen. Para paliar este defecto es necesario proteger estas partes, lo que se conoce como canteo y que puede marcar diferencias en el acabado si no se realiza de forma adecuada.
En definitiva, los muebles de melamina ofrecen una buena calidad si no se dispone de un presupuesto demasiado holgado para decorar una casa. Además, es una alternativa que no implica tener que talar árboles como ocurre en el caso de la madera natural, que se encuentra protegida frente al desarrollo de termitas o moho y que no necesita un tratamiento específico con productos especiales.