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Publicado el : 17/07/2020 13:33:14
Categorías : Bricolaje , Herramientas de bricolaje , Hogar , Trucos de bricolaje
La fabricación de productos que originen un menor impacto en el medio ambiente es una tendencia en todos los ámbitos, llegando incluso al mundo de las pinturas. Con la llegada de esta novedad al mercado, se ha descubierto una nueva forma de decorar y acicalar paredes y techos, ya sean de interior o de exterior, de una forma casi totalmente inocua.
Las pinturas ecológicas cumplen la misma función que las convencionales. Su principal diferencia radica en los componentes que las integran que, además de contribuir a proteger el entorno, en muchos casos también mejoran la calidad del aire gracias a una serie de propiedades específicas. Es importante recalcar que este tipo de beneficios suponen un valor añadido, pero en ningún caso significan una reducción de su calidad en cuanto al color, resistencia o rendimiento.
La principal particularidad de las pinturas ecológicas radica en que todos sus ingredientes son de origen vegetal o mineral. En comparación con los tintes convencionales, estos suelen integrar elementos sintéticos, químicos o derivados del petróleo que desprenden fuertes olores y sustancias perjudiciales para la salud y el planeta.
Dado que el objetivo de las pinturas sostenibles es eliminar estos compuestos nocivos, su base está fabricada con productos naturales. Además de los elementos de origen mineral o vegetal, también se utilizan resinas y algunos aceites vegetales, como por ejemplo linaza o cera.
Junto a ello, también es importante mencionar que en el proceso de fabricación se siguen una serie de procedimientos diferentes que contribuyen a que el producto final sea más natural, tanto en su desarrollo como a la hora de usarlo. En su aplicación, este tipo de pinturas tienen una alta durabilidad y un poder de cubrimiento igual que las convencionales, pudiéndose limpiar fácilmente para mantener la superficie impoluta durante mucho más tiempo.
Dentro de las pinturas ecológicas, las más populares son las de cal, silicato y arcilla. Es interesante añadir también las pinturas fotocatalíticas o más conocidas como purificadoras del aire. Esta última opción no solo se utiliza para decorar un espacio, sino sobre todo para mejorar el ambiente.
Tal como se desprende de su propio nombre, este tipo de pintura, cuando entra en contacto con la luz solar, se encarga de destruir los microorganismos y otras partículas que se encuentran en el aire. Esto se produce gracias a las sustancias oxidantes que se producen cuando la pintura recibe la radiación del sol. El resultado son estancias más limpias sin gérmenes perjudiciales para la salud y libres de malos olores.
Aunque en función de los componentes que incluyan las pinturas ecológicas se pueden señalar unas ventajas u otras, a grandes rasgos destacan los siguientes beneficios:
Se trata de un producto biodegradable y totalmente sostenible con el medio ambiente.
No producen ningún olor fuerte ni desagradable.
Se pueden aplicar sin ningún problema en aquellas viviendas donde habitan personas con alguna sensibilidad o alergia.
Constituyen una gran ayuda a la hora de reducir la humedad de un espacio y como consecuencia de ello, se minimizan las posibilidades de que aparezca moho, hongos y otras bacterias.
Por norma general, suelen repeler el polvo en la superficie, contribuyendo así a mantener la zona más limpia.
Es una pintura ignífuga, lo que significa que, en caso de incendio, no se producen componentes tóxicos.
En su fabricación se siguen unas normas específicas que derivan en un menor impacto medioambiental, tanto en el consumo de energía como en la producción de residuos.
Las pinturas ecológicas cuentan con una identificación específica. Una de ellas es la etiqueta Ecolabel o Etiqueta Ecológica Europea que se creó en 1992 para potenciar los productos con un menor efecto ambiental. Este tipo de distinción es una garantía de que la pintura cuenta con un nivel mínimo de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV) que son nocivos para las personas y el entorno.
Otra forma de identificar las pinturas ecológicas es a través del etiquetado. En este se debe reflejar el grado de toxicidad del producto y que cumple con la normativa vigente en la Unión Europea. Asimismo, la norma ISO 14001 y el certificado A+ también avalan que una pintura es sostenible.