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Publicado el : 13/03/2019 10:08:16
Categorías : Bricolaje , Reparaciones domésticas
Como ya hemos comentado en alguna ocasión, el baño es uno de los espacios más importantes de las viviendas. Dado el tipo de actividades que se realizan en el mismo, su uso es bastante frecuente e incluso el tiempo que se suele pasar dentro también es conveniente tenerlo en cuenta. Además de mantener este cuarto siempre en perfectas condiciones de limpieza, es fundamental llevar a cabo un mantenimiento periódico para evitar que aparezcan algunas de las averías más frecuentes, sobre todo en el ámbito de la fontanería.
Un baño no sólo tiene que ser acogedor y funcional, sino que durante su utilización conviene estar atento a posibles signos que indican que algo comienza a fallar. Esto es básico para emprender una solución antes de que aparezcan consecuencias demasiado graves. No te asustes si los desperfectos se suceden unos detrás de otros, ya que esta estancia de la casa es una en la que más ocurren.
Este problema es uno de los más comunes en la mayoría de los baños, sobre todo en los más antiguos donde no se ha renovado la grifería desde hace tiempo. La principal causa suele ser el deterioro de las juntas que participan en el mecanismo de apertura y cierre, que se van desgastando con el uso y con la dureza del agua.
También puede ocurrir por alguna avería en el circuito interno. No obstante, aunque la primera acción que se pasa por la mente es apretar con fuerza el grifo, esta solución solo puede empeorar la situación y provocar que el goteo sea aún mayor.
En bastantes ocasiones, después de accionar la cisterna, el sonido típico de llenado no cesa nunca. Esto significa que está perdiendo agua y puede deberse sobre todo a que la boya que se encarga de cortar el paso del agua cuando se completa el depósito no funciona correctamente o por las gomas que regulan el mecanismo de descarga que se van deformando con el uso.
Es probable que la avería se solucione tocando el botón de la cisterna varias veces, ya que también puede ocurrir que se haya quedado enganchado. Sin embargo, fuera de estos casos es importante solventarlo cuanto antes para evitar un derroche de agua.
Otro de los problemas más típicos en los baños ocurre cuando al tirar de la cisterna, no sale agua. Con total probabilidad, el origen se encuentre en el mecanismo de descarga que esté desajustado. Para ello, solo hay que levantar la tapa y fijarse en que la varilla que conecta el tirador con el tanque está bien colocada.
Una situación más grave ocurre cuando se trata de los botones de las cisternas empotradas, ya que para solventar la avería será necesario romper la pared para llegar al origen del problema.
Una de las averías que más malestar suele generar es la obstrucción en los desagües. Esto se traduce por acumularse el agua que se utiliza en el lavabo o en la ducha después de lavarse los dientes, las manos o darse un baño. Con total probabilidad, los restos que se originan con estas acciones se quedan estancados en la superficie, generando una mayor cantidad de suciedad.
Lo más seguro es que se deba a una acumulación de pelos u otros restos que impiden el paso normal a través del desagüe. Para ponerle remedio, existen multitud de productos desatascadores en el mercado, aunque siempre se pueden utilizar otros métodos tradicionales como un desatascador o arrojar agua caliente, sosa cáustica con vinagre, etc.
Aunque pueda parecer que en los retretes se puede echar de todo, la realidad demuestra que, si no cuidamos este elemento, a largo plazo terminará averiándose. En el caso de que el agua se empiece a desbordar al tirar de la cisterna, significa que el inodoro está atascado.
Es posible utilizar un desatascador de vacío para solucionar el problema, aunque lo más aconsejable es evitar llegar a este punto, utilizando una papelera para tirar todo lo que no sea papel higiénico.
Por norma general, esto se debe a la acumulación de depósitos en el cabezal de la ducha o en el filtro de los grifos. Además de la cal que contiene el agua, es posible que se vaya adhiriendo restos de jabón y otras partículas hasta formar una película que impide ducharse o lavarse las manos con normalidad.
En este caso, es aconsejable utilizar productos antical, aunque aplicar una mezcla de agua y vinagre también funciona, siempre que se desmonte el cabezal para limpiar todo el interior en profundidad.