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Publicado el : 16/07/2020 12:38:56
Categorías : Albañilería , Construcción
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En la reforma de una cocina, un baño o cualquier otra zona de una vivienda, así como en la construcción de estos espacios desde cero entran en juego multitud de materiales que sirven tanto para construir como para decorar. Uno de ellos es el microcemento que desde hace unos años se encuentra en pleno apogeo en un gran número de obras. Sin embargo, todavía existe un cierto nivel de desconocimiento sobre qué es exactamente y por ello, no está todo lo extendido que debería por sus múltiples ventajas.
El microcemento es un tipo de revestimiento que está fabricado con una base de cemento de altas prestaciones, unida a otros componentes: fibras, polímeros, acelerantes, áridos ultrafinos y pigmentos de colores. Este material tiene dos bases fundamentalmente, una que constituye la preparación y otra que hace referencia al acabado. Gracias a esta combinación se consigue un producto sin demasiado espesor, pero que presenta una adherencia tan fuerte como la de otros materiales, como el hormigón, la cerámica o el yeso.
Precisamente esta adherencia es la principal característica del microcemento que permite que se pueda utilizar en una gran variedad de superficies, ya sean paredes, suelos, piscinas, bordillos, duchas, etc. Los arquitectos y diseñadores llevan tiempo fijándose en este revestimiento debido a su alta versatilidad que aporta un toque único en cualquier espacio donde se aplique.
Como hemos comentado, una de las principales ventajas del microcemento es su gran versatilidad, ya que se puede combinar fácilmente con otros tipos de materiales y ajustarse a la perfección a cada proyecto y estancia. De este modo, es posible utilizarlo tanto en viviendas particulares como en oficinas, zonas de exterior, etc.
Su textura y acabado permiten aportar al espacio una estética diferente. Aunque suele estar más relacionado con decoraciones industriales y minimalistas, lo cierto es que también se consigue un resultado excelente cuando se mezcla con otros estilos.
Su composición permite que el microcemento sea altamente resistente al agua y las altas temperaturas, así como antideslizante. Por este motivo es uno de los recubrimientos más utilizados tanto en las paredes como en los suelos de las cocinas y los baños en los últimos tiempos.
Es un material muy fácil de instalar, por lo que en las obras de renovación de las viviendas es uno de los más recomendables. Como consecuencia de esta ventaja, el tiempo que se dedica a ello es considerablemente inferior en comparación con otros revestimientos y, al mismo tiempo, también se reduce el coste económico de la reforma.
Otra de sus ventajas más destacadas es su gran adherencia a cualquier tipo de superficie, ya sean azulejos, metal, mármol, plástico… Esto significa que se puede aplicar sin ningún problema sobre un material que ya exista sin necesidad de quitarlo. Además, el grosor del microcemento oscila entre 2 y 3 milímetros, por lo que esta opción no restará apenas espacio.
En la actualidad es posible encontrar una amplia gama de tonalidades que van más allá del característico color gris. Esto permite que se pueda combinar fácilmente con cualquier estilo decorativo.
El acabado que se consigue con el microcemento es totalmente continuo, ya que no existen las juntas de dilatación de otros materiales. En determinados espacios, este es un punto muy a tener en cuenta para disponer de una superficie lisa por completo.
Es altamente resistente frente a las acciones mecánicas, de compresión, flexión o abrasión.
Las aplicaciones del microcemento pueden llegar a ser casi infinitas gracias a su versatilidad, tal como hemos apuntado antes. Con este material se pueden revestir multitud de superficies, independientemente de que ya estén cubiertas con otros revestimientos. Así, es posible aplicarlo sobre metal, pladur, yeso, azulejos, hormigón, cemento, baldosas, madera, asfalto, terrazos… En todos estos materiales, el microcemento consigue adherirse con total firmeza, incluso también en aquellas superficies que no se han tratado previamente.
Por lo tanto, este tipo de revestimiento se puede emplear en todas las estancias de una casa, ya se trate de las habitaciones, el comedor, el baño o la cocina, tanto en las paredes como en los techos, los suelos o las fachadas que se encuentran a la intemperie. El microcemento es capaz de alcanzar también los platos de ducha, las piscinas, las encimeras de la cocina, los muebles del baño, los spas…
La limpieza del microcemento es muy sencilla: para dejar la superficie impecable tan solo hay que fregar con agua y jabón neutro una vez a la semana. Además, de forma periódica también se recomienda añadir cera rebajada con agua con el objetivo de renovar la capa de protección del revestimiento. Es muy importante que durante el proceso de instalación de este material se realice un correcto proceso de sellado e impermeabilización para evitar que se manche con las actividades del día a día.
Por otro lado, hay que destacar que la resistencia del microcemento es tan alta que no se verá ninguna fisura, incluso después de haber transcurrido varios años. Esto es posible siempre que la base se hubiera colocado adecuadamente. En caso de que se produzca alguna grieta a nivel superficial, simplemente hay que lijar y encerar de nuevo para que la superficie vuelva a lucir como nueva. Sin embargo, si tiene lugar una raja más profunda, será necesario volver a revestir toda la superficie.
Para obtener un buen resultado, se deben seguir una serie de pasos en la aplicación del microcemento:
Al igual que cuando se pretende pintar una superficie o recubrirla de otro modo, el primer paso consiste en preparar la misma. La zona debe estar completamente limpia y sin ningún resto de agua o humedad. Aunque el microcemento se adhiere sin demasiado problema, es recomendable realizar esta tarea para conseguir una mayor fijación.
En segundo lugar, es preciso aplicar una capa de imprimación y después de dar la primera capa de microcemento grueso, es aconsejable colocar una malla de fibra de vidrio, cuya función es incrementar la resistencia en un futuro para que no aparezcan fisuras por cualquier tipo de incidente.
El siguiente paso consiste en añadir una segunda capa de microcemento grueso, teniendo siempre en cuenta que hay que lijar entre una capa y otra para eliminar las posibles irregularidades en la superficie. El cometido de la segunda capa es rellenar todas las grietas o agujeros que pudieran existir para alisar la base.
Posteriormente, es necesario aplicar otras dos capas de microcemento fino, esperando el tiempo correspondiente entre una y otra para que se seque por completo.
A continuación, llega una de las tareas más importantes en el proceso de instalación de este material. Consiste en aplicar los distintos selladores para conferir al microcemento todas sus propiedades de resistencia, impermeabilidad y antideslizamiento. Para dar el sellado, no hay que olvidar que la superficie debe estar totalmente limpia y seca, así como que el nivel de humedad no sea demasiado alto.
Por último, es fundamental esperar un mes aproximadamente para que el revestimiento adquiera su máxima dureza antes de colocar peso encima. Aunque durante este tiempo se puede pisar sin ningún problema, es recomendable dejar transcurrir el tiempo necesario para disfrutar por completo de este material.
Ya que se conocen los puntos más importantes en relación al microcemento, es preciso no confundirlo con el cemento alisado. Este último se caracteriza por presentar un espesor más grueso, en torno a los 5 o 7 centímetros, y además también necesita juntas en su instalación, por lo que las diferencias entre uno y otro son bastante evidentes a simple vista.